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  • La crisis que se inici con la abrupta devaluaci

    2018-10-26

    La crisis que se inició con la abrupta devaluación de 1994 y que llevó EHT 1864 la economía mexicana durante 1995 a la segunda caída más drástica en el nivel de actividad económica de que se tiene registro, abrió un primer debate sobre la eficacia de las reformas. Para ese momento era evidente que no se habían alcanzado tasas de crecimiento comparables a las del período anterior y que el ciclo económico internacional se había vuelto más inestable y la economía mexicana más vulnerable a las oscilaciones del mismo. No obstante, los defensores de las reformas señalaron que aún no habían dado los resultados esperados y que había que profundizarlas en vez de rectificarlas. Finalmente se impuso la línea de profundizar en las mismas por encima de las críticas que llevaban a revisar y en su caso rectificar las políticas emprendidas por la administración anterior (Clavijo, 2000). Así, con la crisis de 1994-1995, que se hizo célebre por sus repercusiones en otras economías emergentes, entonces denominadas como “efecto tequila” y como la primera de las grandes crisis de la globalización que cruzaron el planeta al final del siglo xx, fue enfrentada por el gobierno con la línea reformista propuesta por el Consenso de Washington, pero también propició un estrechamiento de las relaciones económicas y políticas con Estados Unidos. El “rescate” de México que realizó el presidente William Clinton dio seguridades a los inversionistas financieros internacionales y le permitió a la economía mexicana aprovechar la devaluación del peso y beneficiarse de la expansión económica estadounidense de finales del siglo xx. Pero a la vez, por los términos y las condiciones expresas y tácitas en que se dio el rescate, reforzó la determinación del presidente Zedillo de apresurar la transición política y asegurar la ulterior alternancia en el poder (Cordera y Lomelí, 2008). La recuperación económica acelerada después de la crisis de 1995 fortaleció la posición de los defensores del cambio estructural, pero el estancamiento registrado por la economía mexicana desde finales del año 2000 y durante los primeros años del gobierno del presidente Vicente Fox, suscitó nuevas dudas sobre la fortaleza de la economía mexicana y su capacidad real de crecimiento. Esto tuvo lugar en un contexto en el que las presiones demográficas sobre el mercado laboral convirtieron un escenario inicialmente promisorio debido a la reducción del coeficiente de dependencia por la ampliación de la población económica activa como porcentaje de la población total, en una pesadilla ante la incapacidad de la economía mexicana para generar suficientes empleos en el sector formal. A eso hay que añadir que la transición política había dejado al presidente de la República sin mayoría en la Cámara de Diputados desde 1997, por lo que la línea de profundizar en las reformas se enfrentó a Right splicing junction la incapacidad de lograr los votos necesarios para poderlas aprobar, lo que sirvió para diluir la responsabilidad sobre el funcionamiento de la economía entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. Desde 2008 con la propuesta de reforma energética del presidente Felipe Calderón se inició un nuevo período que intentó profundizar las reformas promovidas desde el cambio estructural de la década de 1980. La crisis internacional que se inició en 2008 afectó severamente a la economía mexicana, pero también sirvió para eludir la responsabilidad gubernamental en el pobre desempeño económico. La precaria recuperación que siguió, al estar levemente por encima de la mayor parte de las economías latinoamericanas, sirvió para reforzar la tesis de que la estrategia seguida por los últimos gobiernos mexicanos es la más adecuada para impulsar el desarrollo del país (Lomelí y Cordera, 2010). Con la obtención por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto de las principales reformas perseguidas por los tres gobiernos anteriores, en particular la laboral y la energética, parecería asegurada la continuidad de la actual estrategia de desarrollo. Sin embargo, el pobre desempeño económico del país sigue presente y, asimismo, la emigración. Aunque la adversa coyuntura internacional ha servido al gobierno mexicano para explicar el lento crecimiento que prevalece a pesar de las reformas, salta a la vista la debilidad del mercado interno y la insuficiencia de la inversión privada para poder alcanzar las tasas de acumulación que requeriría la economía mexicana para enfrentar los desafíos que le plantea la transición demográfica, sin mencionar los cambios en los procesos productivos que cada vez son menos intensivos en trabajo (basta pensar en los avances en la robótica). Mientras que el gobierno insiste en la necesidad de profundizar en las reformas, un análisis ponderado de las reformas revela problemas e insuficiencias en el actual modelo de desarrollo que de no atenderse, seguirán comprometiendo la capacidad de crecimiento y polarizando aún más la distribución del ingreso (Cordera, 2015).