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  • i Educaci n En t rminos de gasto p

    2018-11-09

    i). Educación En términos de gasto público, diversos indicadores ayudan polycomb repressive complex entender el papel del gobierno como proveedor de educación. La proporción del pib y del presupuesto total no es el único indicador relevante; la composición de los gastos también tiene gran importancia. En México, el presupuesto que se adjudica a la educación básica es el doble del que se adjudica, de forma agregada, a los niveles de bachillerato, vocacional, licenciatura y posgrado (). En ese sentido, se debe señalar que la población objetivo de estudiantes que asisten al nivel básico es de un tamaño similar al de la población objetivo de los otros niveles educativos en su conjunto. Sin embargo, la cobertura efectiva es muy diferente: en educación básica es superior a 80%, ligeramente superior a 50% para bachillerato (o equivalente) e inferior a 30% para educación universitaria (o equivalente). Más aún, la inasistencia está muy correlacionada con hogares de bajos ingresos. Por lo tanto, incrementar el gasto público en los niveles escolares más altos puede ser una medida razonable, pero también es muy posible que resulte regresiva en términos de incidencia fiscal. Ello implica la necesidad de diseñar políticas públicas, incluyendo algunas con implicaciones fiscales (becas, por ejemplo), dirigidas a personas de bajos ingresos para que puedan tener acceso a los niveles de educación superior. ii). Seguridad social Como ha argumentado Deaton (2013), la seguridad social constituye el centro de la agenda de política social, y de hecho también económica, de los gobiernos modernos. La seguridad social es un recurso poderoso para tratar de igualar resultados y para garantizar los derechos de los miembros menos privilegiados de nuestras sociedades. En casi todo el mundo el componente de salud pública de la seguridad social es directamente responsable del incremento de la esperanza de vida. En las economías desarrolladas, las pensiones han sido un elemento clave para incrementar el bienestar de las personas de edad avanzada hasta niveles inesperados e inéditos. En un contexto de bajos ingresos fiscales, surge un dilema de política pública: mantener un Estado pequeño en términos de gasto público, con derechos sociales muy acotados, o buscar fuentes de ingresos que permitan la ampliación de dichos derechos. Ambas opciones implican disciplina fiscal, por lo menos a Multiforked chromosome largo plazo. . Si bien, este tema puede propiciar discusiones en términos éticos, aquí nos referimos a un tipo de injusticia más específico: esquemas de pensiones donde los beneficios son actuarialmente muy elevados con respecto a las contribuciones. Este es un problema frecuente en todo el mundo. En el caso de México es muy agudo porque las pensiones financiadas por contribuciones suelen ser realidad solo en el mercado de trabajo formal, además de que están muy correlacionadas con grupos de mayor ingreso, por lo que el hecho de que el gobierno destine recursos públicos a este tipo de pensiones tiende a ser regresivo. . La idea es sencilla y directa: se debe garantizar una pensión a toda persona que llegue a cierta edad. Sin embargo, los problemas para lograrlo son obvios y numerosos. Uno es el de incentivar a los trabajadores de ingresos bajos para que participen en los mercados de trabajo formales. Otro, es que incluso los niveles de pensiones mínimos implican recursos fiscales considerables, los cuales pueden no contar con una fuente de ingreso. Dado el incremento de la esperanza de vida y la transición demográfica en México, y en la mayoría de los países de América Latina, toda propuesta de pensión universal mínima debe incluir proyecciones y propuestas sobre esquemas de financiamiento y sobre la manera en la que evolucionarían las erogaciones públicas correspondientes. . Es bien sabido que la transición demográfica y el mayor número de personas de edad avanzada implican también una transición epidemiológica. Una población muy joven con una gran proporción de niños es propensa a enfermedades infecciosas, pero a medida que aumenta la edad de la población, la propensión cambia a enfermedades crónicas. Sin subestimar la importancia de las enfermedades infecciosas, que son devastadoras para los países de bajos ingresos, sus implicaciones fiscales son muy diferentes a las de las enfermedades crónicas. El tratamiento de estas últimas es mucho más caro, tanto por su costo como por su duración.